sábado, 1 de abril de 2017

Mitos y leyendas de Tacna


LA QUEBRADA DEL DIABLO:

Cuenta una historia que un día dos viajeros cabalgaban por el antiguo camino. Tendieron unos cueros de camero y a corta distancia dejaron sus caballos que se encontraban cansados por el largo viaje desde Tarata y al pasar por la Quebrada del Diablo deciden descansar unos breves instantes, es cerca de media noche, una densa niebla “Kamanchaca” cubría el camino.

De pronto, escucharon unos pasos que se acercaban, un desconocido estaba delante de ellos y los invitaba entrar en su mansión al pasar la noche. En ese instante los arrieros se dan cuenta que a pocos pasos se encontraba la mansión y llevados por una fuerza mayor lo siguen.

Ramón y Pedro así se llamaban los arrieros, asombrados por lo que veían mucha comida, fruta, licores finísimos y joyas de oro el señor decía:
-Esos son mis tesoros
Al ver tanta riqueza junta uno de ellos asombrado exclamó ¡Jesús!...

Y al instante desaparece todo, al amanecer se dieron cuenta que tal mansión no existía y todo era como una mal sueño, sin entender a ambos qué les había sucedido esa noche, lo extraño fue que cada uno al día siguiente tenía en su mano una moneda de plata de tiempo del Rey, y ellos asociaron al caballero de esa noche con el diablo “Supay”.


LAS BRUJAS DE SAMA:


LAS LEYENDAS QUE DE ESTE PUEBLO SE HAN REGIDO SON MUCHAS :HECHIZOS ,BRUJERÍAS, MUJERES QUE SE TRANSFORMAN.

Ubicado A 100 Km de la ciudad de Tacna ,sama las yaras es un pueblo que parece haberse detenido en el tiempo pero que sus casas plazas y hasta su cementerio guardan las historias que atemorizaban a mas de uno .



Cuenta Ricardo Alfaro Cornejo que a sus 80 años es uno de los pobladores mas viejos de sama las yaras en su mente no solo guarda recuerdos de su infancia están imborrables las historias que sobre las brujas se contaban , mujeres que se transformaban en animales o que usaban extrañas sustancias para causar el mal dicho poblador cuenta que en su niñez cuando caía la noche nadie se atrevía a salir al campo , las brujas rondaban en grupo.

Cuenta también la historia de un hombre amigo de su padre :



A este hombre se quejaba mucho de dolores de espalda sus amigos loe aconsejaron que por la noche fingiera estar dormido para saber que es lo que ocurría.Él hizo lo aconsejado por sus amigos fingió dormir y su esposa creyendo que dormía le dio a beber un brebaje que lo convirtió en caballo, ella lo montaba ;hallando la causa de sus dolencias .



Terminada su historia se despide y temeroso quizás por aquellas historias contadas de su infancia y historias sobre brujas que aun siguen cautivando a propios y extraños y que han hecho de sama las yaras un valle lleno de leyenda .

LOS ZAPATITOS DEL NIÑO:
Hace poco tiempo recibimos la visita de uno de los viejos tacneños uno de los pocos que quedan y que guardan en si trozos vivos y palpitantes de la historia de nuestros pueblos; y nos contó la leyenda que en seguida: "Este ocurrió en los primeros años del presente siglo".

Los niños del barrio de la antigua avenida "Dos de Mayo" , se reunían las noches de luna, en grupos compactos, se iban a sus juegos en los jardines de la Plaza de Armas y de la vieja Alameda integrada siempre uno de esos grupos un niño de unos cinco a seis años de edad, bien trajeado y de hermosas facciones. Los niños del barrio no sabían su nombre pero eso no les interesaba gran cosa, el niño era alegre y cordial con sus amiguitos y en muchas oportunidades llevaba dulces o las llamadas "rosquitas", de agradable sabor, ensartadas, como cuentas de rosario, en delgados hilos, que obsequiaba muy generosamente a sus compañeros de juego.

Cuando ya retornaban de sus juegos, a hora determinada, "los mataperritos", se daban cuenta que el amiguito al llegar ante la antigua iglesia de San Ramon, les decía con cariñosa vocecita "Adios" y "desaparecía".

Después de una leve pausa nuestro viejo amigo reanuda su relato:- "Yo que me dedicaba al arreglo del altar de la Virgen del Rosario, patrona de nuestro pueblo, para la misa del domingo, me di cuenta varias veces que los lindos zapatitos de plata del niñito aparecían abollados y cubiertos de polvo o barro y las mediecitas rotas..."
-¿Qué había ocurrido?-"Algo muy sencillo". El niñito, en varias ocasiones, se escapaba de los brazos de la virgen, y se iba a "mataperrear" con todos los niños del populoso bario de Dos de Mayo, por los jardines de la Plaza de Armas y por los márgenes del viejo Caplina, que corría por el centro de la Alameda poblada de sauces y de molles centenarios y las bellas estatuas de mármol.

EL ENTIERRO DEL TESORO EN LOCUMBA:

Según la leyenda en una esquina de la plaza de Locumba, guarda un fabuloso tesoro incaico, cuando todo el Tawantinsuyo enviaba oro para el rescate del Inca, un valioso cargamento atravesaba Locumba, llegó la noticia de que el inca Atahualpa había sido ajusticiado.

Desesperados los indígenas decidieron enterrar el tesoro en el alto Locumba, lo que es hoy la plaza del pueblo, pero dejaron el siguiente derrotero: primero encontrarán una llama, luego una canasta con un lorito, después las cargas de oro. Cada generación se fue transmitiendo este mensaje hasta que un grupo de osados tacneños fueron en búsqueda del codiciado tesoro.

En eso sobrevino el horrendo terremoto de 1868. El hallazgo cedió ante la amenaza del temblor que sepultó profundamente el tesoro, el cual sigue sepultado hasta la fecha. La gente del pueblo siente recelo ante la presencia de los que buscan tesoros, pues creen que puede repetirse otro terremoto y buscar el tesoro de los incas recaería otra maldición para los lugareños.


EL BATÁN DE LA PICANTERÍA:

Hace muchos años atrás, existía en el Pago Aymara, una señora de edad avanzada, que se dedicaba a preparar picante de lo más sabroso. Por esos contornos, dicha señora tenía una moledora de tallado extraño, en el cual molía el ají todos los días para preparar el picante. Cuando la señora falleció?, en las noches se escuchaba unos ruidos provenientes de la vieja casona, donde vivía la pi cantera. Algunas personas contaban que al pasar por el lugar, sentían como si alguien estuviera moliendo. Entonces alguien vi? por casualidad, qué? es lo que hacía ruido en las noches; era el batancito que se movía por s? solo; porque en vida la señora había querido a su batán y a su casa en forma entrañable


















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